Boteros tarragonenses en Frontignan


Ahora, al conmemorarse el centenario del estallido de la Primera Guerra Mundial, ha venido a mi recuerdo la imagen de esta vieja fotografía familiar que conservo con mucho cariño, y con ella, la necesidad de rendir homenaje a la memoria de mi abuelo Tomás Mestre al que no tuve la suerte de conocer.
De familia muy humilde, nació el pequeño Tomás en la ciudad de Tarragona, lugar de origen de sus antepasados, cuando aquí en Barcelona se celebraba con gran pompa y boato la Exposición Universal de 1888. De joven aprendió el oficio de botero y fue esta la profesión que ejerció durante toda su vida. Como curiosidad, destacar que fue uno de los intrépidos tarraconenses que con su participación, iniciaron la tradicional travesía del Puerto de Tarragona que se celebra cada septiembre desde 1925 y en la que participó durante los años que estuvo viviendo en esa ciudad. Su oficio le llevó a emigrar en 1915 a la población de Frontignan, localidad francesa reconocida por su vino moscatel y con gran tradición vitivinícola, atraído por la oferta de trabajo que se produjo a raíz del inicio de la Gran Guerra, en la que, a la falta de mano de obra por el reclutamiento masivo, se le unía la necesidad de toda clase de enseres y suministros en el frente. Y éste hecho, es el que dio pie a la pequeña aportación de mi abuelo a la victoria de los aliados contra el Imperio Alemán y Austro-húngaro.

En la fotografía que adjunto, datada el lunes 8 de noviembre de 1915, se ve a mi abuelo, el segundo por la derecha, posando delante del taller de botas en donde trabajó durante su estancia en Frontignan, junto con un grupo de amigos, boteros como él, procedentes todos ellos de la provincia de Tarragona.
Tras su vuelta a casa, conoció a la que sería mi abuela, María Cañellas. De Reus ella, y de Tarragona él, eterna rivalidad que no les impidió unirse en matrimonio a principios de los años 20. Por influencia de mi abuela, se establecieron en Reus, donde tuvieron a sus dos primeras hijas, mis tias Elvira y Paquita. En 1926 se trasladaron a Sant Cugat, alentados por las promesas de empleo de familiares establecidos allí con anterioridad. Como botero que era, no tuvo problema para conseguir trabajo en casa de Tomás Catalá «Cal Boter Negre» de la Plaça del Monestir.
En un principio, se instalaron en el carrer Xerric, más tarde se mudaron al carrer Santa María para acabar definitivamente en el Carrer de la Creu nº5, donde en 1932 nació el último de la familia; Francesc, mi padre.
A partir de aquí, la vida trascurrió de forma tranquila, a excepción de las penurias que tuvieron que pasar en la posguerra. Continuó trabajando en «Cal Boter Negre» hasta que, desgraciadamente en el año 1945, una pulmonía mal diagnosticada por el médico del pueblo, acabó con la vida de esta buena persona, que nunca hizo daño a nadie y que por no discutir, nunca llevó la contraria.
Me hubiera gustado mucho haber tenido la oportunidad de conocerte y tener tu recuerdo en mi memoria, como guardo el de mis otros abuelos, pero la vida no nos lo permitió. Descansa en paz.

Reunión ciclista en la Rambla Nueva


Espectacular fotografía de una concentración ciclista en 1936 en la ciudad de Tarragona. A la altura de la Rambla Nueva 41, justo en frente de la Sastreria Arola y la Pastelería Tuset. A destacar los carteles de la colectivización de los obreros de UGT en la época de la República.